Visualizar es “hacer o volver visible una cosa”

La experiencia de mirar a una persona o cerrar los ojos e imaginarla o, lo que es lo mismo,  «visualizar» esa persona, activa los mismos circuitos del cerebro que el tenerla delante.

Ya que mientras pensamos, imaginamos o visualizamos, fabricamos una sustancia química que nos hará sentir bien o mal, según sea nuestro pensamiento.

En ese momento se activarán nuestras emociones y, en definitiva, viviremos de manera real este pensamiento.

El cerebro construye nuestra experiencia de la realidad

El cerebro, es ese potente ordenador que gobierna todas las células de nuestro cuerpo.

Lo que curamos en el cerebro, lo curamos en nuestro cuerpo, porque nuestra mente y nuestro cuerpo funcionan al unísono.

¡ Atrévete a cambiar los patrones mentales que te enferman o te crean infelicidad!

Muchos de los pensamientos que tenemos y las emociones que les siguen, provienen del subconsciente.

Pero nuestro subconsciente actúa de forma automática y es incapaz de discernir la diferencia entre lo real y lo imaginario, lo cual es un problema y, a la vez, un gran recurso de poder personal.

Es donde guardamos toda nuestra experiencia de vida y eso es una gran riqueza. Sólo hay que aprender a llegar hasta él.

Se accede cuando decides liberar la conciencia de miedos, dudas y todas aquellas rutinas negativas que te dominan y te condicionan.

La llamada «Ley de la Atracción», es como un genio que te dice:

Te daré todo lo que dices, en lo que pienses y en lo que te enfoques, pero cuidado! si piensas en lo mal que estás, te daré más mal de lo que estás.

Cuando las personas comprendemos todo esto, sentimos temor por todos esos pensamientos negativos que tenemos pero, se ha probado científicamente, que

un pensamiento positivo es cien veces más poderoso que uno de negativo

Para alcanzar lo que deseas ser, hacer o tener, el proceso creativo es muy sencillo:

En silencio y relajado, creas una imagen muy viva de lo que quieres “como si ya lo tuvieras”, es decir, en PRESENTE, sintiéndote en paz, contento y satisfecho contigo mismo y con el entorno por tenerlo.

Debes conseguir que el pensamiento sea más real que todo lo que hay en tu entorno. Céntrate en lo que SÍ DESEAS, nunca en lo que quieras evitar.

Es importante tener esto en cuenta, para empezar tu práctica de visualización.

En cuanto desees conocer y gestionar tu subconsciente, deberás saber que éste, sólo acepta frases en tiempo presente y en afirmativo.

Así, por ejemplo, para llegar hasta tu miedo y todas las reacciones asociadas a él, no sirve decir:  «me gustaría no tener miedo» …

Deberías decirte:  «soy valiente» (verbo en presente y afirmativo). Más simple, verdad?

Debes desear intensamente algo que crees que es posible.

Cuando deseo y creencia están presentes en ti, la realidad se desarrolla rápidamente.

Cualquier duda, desactivará tu visualización, por lo que debes tener fe absoluta en el resultado final

Si consigues permanecer concentrado en un pensamiento durante tan solo 68 segundos, la vibración será lo suficientemente intensa para que empiece a manifestarse.

La creación mental de la visualización es magia pura en acción, porque una imagen mental, se puede volver real.

Einstein dijo que “la imaginación es más importante que el conocimiento”.

Practica dos técnicas de Hermes para conseguir lo que deseas:

1ª técnica:

Imagina en la pantalla de tu mente, tu meta ya alcanzada. Respira hondo esa imagen sabiendo que, con el aire que entra en tus pulmones, ahora esa imagen o sensación penetrará en todas las células de tu cuerpo.

2ª técnica:

Piensa en lo que deseas mirando un vaso de cristal lleno de agua, como si buscaras el futuro en una bola de cristal.

El agua es un conductor maravilloso que nos ha dado la naturaleza para captar y  transmitir las vibraciones.

Bébete el agua sintiendo como el agua, con ese deseo que tu le has transmitido, penetra, refresca y va impregnando cada célula de tu cuerpo, a las que transmite tu deseo.

Todas tus células deben saber de tu deseo, recuerda, en PRESENTE y en POSITIVO.

Ello activará su inteligencia para que, trabajando juntas y en equipo, empiecen a construir tu visualización.

Y, como todo, es cuestión de entrenamiento.

No sirve decir «yo no tengo imaginación». Simplemente no has educado tu mente para que te obedezca.

Empieza por imágenes sencillas y materiales, antes de intentar mantener la atención en algo más sutil.

Agradecemos a Fanny y Arturo sus enseñanzas sobre la visualización