Esta cuestión tiene una respuesta sencilla: vivir y presente.

Siempre me gusta comentar que la palabra presente se puede definir como “regalo”.

 la palabra presente significa regalo

Llevar un presente a alguien… es una expresión usada para definir una ofrenda, algo que ofreces desde el corazón.

La vida en sí, es un regalo que nos hemos encontrado, pero que nos perdemos cuando nos olvidamos, o no sabemos vivirla, como un presente.

Pero cuando hablamos del presente, acostumbramos a posicionar nuestra vida en un intervalo de tiempo.

Para entendernos: tenemos el pasado, tenemos el futuro y tenemos el presente.

O mejor dicho, teníamos el pasado (pues ya no lo tenemos), tendremos el futuro (porque todavía no lo tenemos) y solamente tenemos el presente.

El tiempo en sí, es algo realmente abstracto que coge valor o deja de tenerlo, según lo decidimos los hombres.

¿Donde está el tiempo? ¿Quién lo ha visto ? ¿Cómo es?

El tiempo cambia mucho de una cultura a otra.

Si para un hombre del desierto, por ejemplo, no existe más tiempo que el espacio entre el amanecer y el ocaso para vivir la sorpresa que le espera en cada nuevo día, para nosotros es algo que dividimos en horas y minutos, lo guardamos en una caja controladora del tiempo que llamamos reloj, lo tenemos bien guardado y planificado y, lo que es más curioso, hasta le ponemos un precio.

Es un hecho que, a pesar de ser algo que nadie ha visto nunca, el tiempo llega ser el bien más preciado de nuestra sociedad, hasta el punto que, un poco de tiempo, es más caro que un gramo de oro.

Aprovechamos el tiempo, lo desaprovechamos, lo perdemos, tenemos que encontrar más tiempo, no lo encontramos…

Ahora está de moda aprender a «gestionar » el tiempo.

Y qué decir de nuestra manía de contar el tiempo de vida que tenemos. Esto también está calculado por los hombres y, a partir de un tiempo de vida “gastado”, ya nos llega el pánico de que pronto moriremos.

Y como creemos que el tiempo se nos escapa de las manos y con él, la vida, caminamos deprisa porque, si nos paramos, quizá perderemos algo que nos han hecho creer que es más valioso que la propia vida que no olvidemos, nos ha sido regalada.

No estamos nunca contentos del tiempo que tenemos, siempre nos falta y pensamos que se nos roba tiempo de vida.

El tiempo pasa y pasa volando !

Mendigamos: ¡Dáme un poco más de tiempo, por favor ! ¡Se nos acaba el tiempo, decimos!

Terrible, ¡Otra hora esfumada! ¡Cuantos años perdidos!

En nuestra labor diaria, mientras vivimos, sentimos que hay cosas e incluso personas, que nos quitan tiempo y surge la angustia de que nos vamos a quedar sin tiempo.

Eso es porque, a la vida de las personas, se les ha puesto un precio y acabamos por creer que se nos debe de pagar por el tiempo de nuestra vida.

Llegamos a exigir: ¡Mi tiempo vale tanto/hora!

La persona se ha olvidado de hacer y de trabajar, en definitiva, de vivir, sólo y por estimación, como un acto de creación, para ayudar a los demás y a la sociedad en que vive y dar su tiempo y cualidades para cuidar la vida y construir un mundo mejor.

El trabajo ha perdido la alegría y se ha convertido en una pesada carga.

Vivir así es muy cansado y deprimente.

Todo ello parece una broma pesada que nos han hecho creer y nos hemos creído, pero el hecho es que nos crea mucha angustia y nos hace sufrir.

Hemos perdido la capacidad de disfrutar de la vida al ser incapaces de encontrar tiempo para vivir, tan ocupados como estamos buscándolo, aprovechándolo, perdiéndolo….

Si queremos vivir mejor y sufrir menos, démonos cuenta de hasta qué punto nuestra vida está hipotecada por el fantasma del tiempo.

La vida es sólo un instante, un presente.

O yo respiro ahora o me muero.

No me sirve ni el aire que respiré ayer, ni el aire que respiraré mañana. Sólo el que respiro ahora y, cuanto mejor respire, mejor futuro me espera.

No hay que darle más vueltas.

Y en esta respiración, en este instante presente y pequeño, no caben ni los rencores, ni los miedos, ni las venganzas, ni las deudas, ni los deberes, ni siquiera el dolor o el sufrimiento.

No tenemos que preocuparnos. Sólo sentir = vivir, cada pie que pones en el suelo al caminar y sentir ¿Cómo es? ¿Cómo te sientes?

¿Sientes la tierra y te nutres de su energía, o pasas deprisa gastando y consumiendo tu propia energía, como un fórmula 1 que quema gasolina volando sobre la pista de la competencia y el afán de éxito y hasta escapando del que viene detrás?

O vives en plenitud y con paz este instante de vida, o te lo pierdes para siempre.

Así que, sea lo que sea lo que cada uno entienda por “vivir el presente”, es la única realidad que podemos disfrutar realmente.

Y es desde este pequeño instante vivido con plenitud de conciencia, que nos adentramos en la verdadera alegría de vivir, esa que surge espontáneamente al sentirnos en una realidad que no nos pesa, que no se alarga ni existe más allá de una simple y profunda respiración.

Y no es difícil comprender que si vivimos este pequeño instante presente, con plenitud y paz, el siguiente paso ya será un camino abierto hacia un futuro mucho más libre y feliz .

 Se puede pasar por la vida , se puede quemar la vida y se puede VIVIR la vida