Recién terminado el retiro de dos meses viviendo con otras 6 personas en el Ashram de la Albera, puedo resumir lo que he vivido y aprendido en estos puntos:
▪ Mejorar mis hábitos alimenticios, comer más alimentos frescos y crudos, respetar el tamaño de mi estómago, eliminar alimentos tóxicos de mi dieta,…
▪ Limpiar mi aparato digestivo y respiratorio, mantener una disciplina horaria en las comidas, eliminar el consumo de sustancias tan perniciosas como la cafeína, el alcohol, en algunos casos la nicotina,…
▪ Respetar el tan necesario descanso, dejar en el olvido el estrés, la ansiedad, las preocupaciones, restablecer el funcionamiento de mi sistema nervioso, ser capaz de controlar mi respiración y mi mente.
▪ En definitiva, RECUPERAR y EQUILIBRAR MI SALUD, FÍSICA Y MENTAL y hacer renacer de mí la fuerza para tomar el control de mi vida.
Podríais pensar que he escrito la lista de deseos para el nuevo año o que es la prescripción médica de turno. NO. Simplemente es mi realidad ahora, después de tan sólo dos meses de trabajo, esfuerzo y grandes enseñanzas.
Un trabajo que, de otra manera, me hubiese llevado meses, años, un tiempo precioso e indefinido luchando contra el reloj, las exigencias, las obligaciones del día a día; un tiempo que no hubiese sido capaz de tenerlo concentrado de esta forma para mí, o que me hubiese costado lo indecible, pensando que antes tengo otras cosas más urgentes que hacer que ocuparme de mí.
Y, seguramente, ahora estáis pensando que todo esto ha sido posible porque he estado viviendo en una burbuja artificial de paz, tranquilidad y “ommmmmmmmms” a todas horas, sin obligaciones, sin conflictos, aislada de la realidad.
Pues ahí os equivocáis: mi propia sádhana (disciplina de estudio y práctica) podría parecer suficientemente entretenida para tener que preocuparme sólo por ella y nada más.
Pero como soy muy humana y, probablemente hasta dentro de algunas cuantas, bastantes, reencarnaciones no alcanzaré el Samaddhi (trascendencia), mi sádhana no podía dejar pasar desapercibida la sádhana de otros que allí estaban “provocándome” amablemente con su presencia.
Y agradecida porque, de la convivencia entre maestro y discípulos, son muchas las enseñanzas aprendidas.
Más allá de la Gita, el Hatha Yoga, los pranayamas y las bandhas, la Anatomía, el real control de la mente Raja Yoga, los kriyas, biodescodificaciones, reflexologías, astros y colores y la experiencia vívida de las energías sutiles en koshas y chakras… seguimos siendo seres exteriores-inferiores que convivimos con nuestros seres interiores-superiores (propios y ajenos), samskaras, karmas y dharmas.
Y esa realidad va con nosotros allá donde estemos y seamos, para que no nos olvidemos que todavía nos queda mucha sádhana que practicar, como diría el gran sabio Patanjali:
“práctica y desapego, práctica y desapego, práctica y desapego…”: el mantra infinito.
Mucha humildad que trabajar, mucho ego que combatir como grandes guerreros “Arjunas” en la batalla.
Compasión y ecuanimidad, en todas las situaciones. Sino que te lo digan a ti, Sraddha Upeksha. Mi nombre espiritual. Que no es moco de pavo.
“–¡Ahí te dejo con eso!” Fueron las palabras de Sw. Danda al entregármelo, con una mirada de complicidad.
-“Sí, maestra, ¡ejem! ¡menudo marrón me pasas!”, pensé yo, con todo el respeto pero lo pensé, sí, lo pensé.
Aún así, AGRADECIDA. Le contesté. Porque lo aprendido en todo este tiempo, de mis reacciones; de la ductilidad de mi cuerpo; de mi yo desconocido, tan grande; de mis capacidades; de mi joya interior.
Cada día, un nuevo sol, por dibujar, con disciplina, esfuerzo y tesón, con práctica, perseverancia y paciencia. Pero como algo sagrado, precioso, irrepetible, no como una obligación.
Cada instante celebrado, cada pasito, respiración de vida venerada.
La sádhana es el camino, que dice Patanjali, de práctica y desapego. Ya lo descubriréis por vosotros mismos, ¡pero luego no quiero represalias!
Hermoso responsabilizarse de lo tuyo; con amor y aceptación de tus luces y de tus sombras.
Porque “el maestro llega cuando el alumno está preparado”. Ya lo oiréis de los labios de Danda. Benditas palabras.
UN GRAN REGALO que comparto. GRACIAS a los maestros que me han traído hasta aquí, a mis maestras Sw. Danda Ananda Jaya Ma y Sw. Ajna Vamadeva y a mi maestro interior.
Lokah samasta sukhino bhavantu
OM SHANTI, PAZ, a todos los seres
Sraddha Upeksha
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