Mari-ví
María Victoria Azón Portales, Mari-ví, como la llamaba su familia, nació el 2 de octubre de 1956, en Barcelona. Era la pequeña con mucha diferencia de 5 hermanos, con Ramon se llevaba 18 años; con Margarita 15; con Rosa Mari 13; y con Emilia, 9 años. Fue como un juguete para toda la familia: era muy bonita, alegre, siempre cantaba y era muy lista. Llevaba el pelo bien largo y a menudo con trenzas.
Su padre, Ramón Azón, era árbitro internacional de fútbol y violinista, su madre, Emilia, era preciosa, como una actriz de la época, cantaba muy bien y cuidaba la casa y la familia.
Vivían en la calle Marina de Barcelona, la casa no era muy luminosa, por eso salían a tomar cada día el sol a la esquina de la calle.
A medida que fue creciendo a veces se aburría, sus hermanos eran ya mayores, todos estaban fuera de casa festejando, y su madre se entretenía escuchando las novelas en la radio. Entonces se iba a ver la vecina, para que le diera un currusco de pan. La vecina compraba el pan en el mismo horno que su madre, pero para Mari-ví aquel pan era mucho más bueno porque era «especial».
La vida hizo que aprendiera a espabilarse solita desde muy jovencita, con la muerte de su madre, cuando ella sólo tenía 9 años.
Gracias a la mentalidad abierta de su padre y a la ayuda de sus hermanas, Mariví pudo estudiar en las escuelas francesas y recibió una muy buena educación. Era una estudiante brillante.
Despierta, curiosa y con inquietudes personales, a los 13 años su hermana mayor le regaló el primer libro de Yoga, y comenzó a practicar por su cuenta.
Viky
De más joven estuvo interna en Solsona, donde hizo muy buenos amigos, que la llamaban Viky.
Había unos niños ricos dentro del internado que recibían clases de educación física privadas. Viky escuchaba con atención como la profesora de educación física dirigía a los niños y le encantaba el vocabulario técnico que utilizaba y como perfeccionaba sus posturas. También se rodeó de buenos amigos con los que «filosofaba» largas horas. Quizá aquello ya apuntaba a su posterior interés por el Yoga, donde encontró, en una sola escuela, todo lo que tanto la apasionaba.
Se graduó en puericultura y pronto comenzó a trabajar en una escuela de preescolar como profesora. Era muy buena maestra y pedagoga, muy innovadora para su época. Cuidaba 30 niños de 3 añitos y conseguía crear un ambiente de tranquilidad. Los niños se divertían aprendiendo.
A los 17 años conoció a su maestro, Jaume Guasch, también conocido como Swami Gushananda. Él fue quien la inició en la práctica del Kriya Yoga.
Swami Gushananda fue un hombre de espíritu fuerte, amante de la vida, de la naturaleza y de la sabiduría. Tenía un conocimiento profundo de la espiritualidad y del yoga. A veces podía ser seco y duro, pero sólo para despertar las «conciencias dormidas».
Viky madrugaba mucho, se despertaba cada día a las 5 de la mañana para llegar a las 7:30 a recibir sus clases en la otra punta de Barcelona. Nunca le había supuesto un esfuerzo, más bien todo lo contrario, un gran privilegio.
En uno de sus retiros en el desierto, su maestro tuvo una visión del Ashram Campo: un espacio en la naturaleza donde poder practicar yoga, donde fundó una escuela interna de profesores de yoga y donde vivir en comunidad.
Vikiy lo tuvo claro: lo dejó todo para dedicarse plenamente al proyecto de su maestro.
Después de mucho buscar, les cedieron un terreno en ruinas, entre Castellterçol y Granera, que se conocía como Las Pujades.
Viky (más tarde Swamini Danda), Javier Ramoneda (más tarde Swami Viran) y Swami Gushananda fueron los primeros en llegar para vivir.
Daṇḍā
Se necesitó la ayuda de muchos karma yoguis (voluntarios) y de muchos padrinos (mecenas), para ir convirtiendo el Ashram Camp en tres masías de piedra que llegaron a dar acogida a los 20 miembros de la comunidad (el Kendra) y a las 300 personas que cada fin de semana visitaban el Ashram para participar de las actividades de yoga.
Conformaban también el espacio del Ashram Camp unos preciosos jardines, un gran huerto, piscina e incluso un zoológico.
Al cabo de 10 años la Fundación Guasch y el Ashram Camp, se convirtieron en un sueño hecho realidad.
Para entonces Viky ya tenía otro nombre: Danda. Es un nombre espiritual procedente de la lengua sánscrita que se puede traducir como «bastón», en referencia a la persona en la que te puedes apoyar, la que te ayuda a caminar y crecer interiormente. Este nombre se lo dió su maestro.
La convivencia en la comunidad ofrecía mucha riqueza: allí se podía practicar yoga y meditación, cuidar del huerto, las vacas; coordinar congresos con ponentes internacionales de yoga, dirigir clases, cantar mantras, cuidar el bosque…
Mientras trabajaba en el huerto, Danda conoció a Niranj, de «Niranjan», que significa limpio de corazón. Él era un joven que formaba parte de la comunidad; era muy inteligente, divertido, sabio …
Y sí, se cayeron bien, se casaron y tuvieron una hija: Ajna, cuyo nombre significa: «un puntito de luz en la oscuridad».
Ajna nació en el Ashram Campo una noche de luna llena de enero del año 1981, a la orilla del fuego. A fuera estaba todo cubierto de nieve, como en un pesebre.
Swami danda
Con sólo 24 años, y mientras estaba dando el pecho a Ajna, Danda fue nombrada Swami por su maestro.
Swami (swamini en femenino) quiere decir «maestro de uno mismo», es un título honorífico que sólo puede dar otro Swami, cuando considera que la persona está preparada para dar este paso.
Swamini Danda era la mano derecha de su maestro Swami Gushananda. Viajó a India y a Cuba para sacar adelante los proyectos de la Fundación.
I en uno de estos viages a la India, estuvo 4 meses en la Gandharva Mahah Vidyalaya, la universidad de música de Delhi, para perfeccionar el instrumento de la Tabla y poder dar una serie de conciertos y kirtans en las actividades del Ashram.
Mientras daba clases de Hatha yoga a los estudiantes de la escuela interna de la Universidad Catalana de Yoga. Estos vivían en la comunidad del Ashram Campo durante 9 meses, formándose y trabajando. Al terminar la formación obtenían la titulación de profesores de yoga y eran acreditados por el Yoga International Institute, entidad que representa la escuela de formación del maestro Swami Gushananda.
Danda dirigió durante 5 años el centro de yoga de Tarragona, desde donde también acompañó a más de 200 abuelos en la práctica del yoga. Se dedicó también a dar conferencias en diferentes congresos, participó en programas radiofónicos, colaboró en centros de yoga de toda Cataluña, atendió en la rehabilitación de las personas con asma en el Hospital de Can Ruti …
La comunidad implicaba entrega absoluta los 365 días del año.
Por su salud y tras 15 años de servicio, Swamini Danda decidió dejar la comunidad para poder emprender un nuevo camino.
Maria Victoria
Al marchar del Ashram Camp se fue a vivir al centro de Badalona. Como tenía un muy buen nivel de francés y una gran capacidad organizativa, enseguida comenzó a trabajar como secretaria del director de la empresa farmacéutica Fournier.
En el ámbito empresarial quedó atrás su nombre espiritual, Danda, yla llamaron María Victoria.
La intensidad de la vida en comunidad y de servicio, habían distanciado la relación con Niranj, y al poco tiempo de dejar la fundación se separaron. Entonces Ajna tenía 9 años.
Cuando la empresa de Fournier se trasladó a Madrid, María Victoria tuvo que buscar un nuevo trabajo. Y lo encontró en Barcelona, también como secretaria, en la multinacional de Solvay.
En Solvay amplió sus conocimientos de inglés y de ofimática.
Allí conoció a Pablo. Él, un hombre nacido en Santillana del Mar, muy generoso y detallista, era el jefe de mantenimiento de las oficinas de Solvay. Se conocieron porque le arreglaba siempre la fotocopiadora.
Al cabo de unos años Pablo y María Victoria tuvieron una hija, Marina, que nació en abril de 1992.
Cuando finalizó el proyecto por el que había entrado a trabajar en Solvay, María Victoria se presentó a un concurso para entrar a trabajar como secretaria del director general de los laboratorios Inibsa. Obtuvo la plaza a la que optaba y, con ella, una buena posición laboral y un muy buen sueldo.
Pero la vida de una secretaria del director general de una importante farmacéutica, se aleja mucho de la salud y de los valores de la persona, así que decidió dejar el trabajo.
Por problemas de salud de su hija Marina, que tenía unos pulmones delicados, la familia de María Victoria se trasladó a vivir a Sant Feliu de Codines, donde el aire era más saludable. Pasaron de vivir en un pisito pequeñito en Badalona, a una casa grande en Sant Feliu.
Marina, gracias al amor y la dedicación total de María Victoria, creció siendo la alegría personificada. Era una niña muy carismática e inteligente. Comenzó a cantar antes que a hablar. De muy pequeña, con sólo 5 años, Marina ya salía en muchos programas de televisión, actuaba en diferentes series y ganaba concursos nacionales de talentos infantiles.
En aquel tiempo, la vida de pueblo de Sant Feliu la acercó de nuevo a las personas. Un día vió que a una vecina, la señora Juana, le costaba respirar, entonces le empezó a enseñar pranayamas (técnicas de control de la respiración); a otra que tenía dolor de espalda, le enseñó algunas posturas de yoga … Y así fue como a los pocos días María Victoria ya tenía 10 personas haciendo cola en la puerta de su casa para que les enseñara técnicas de yoga.
Entonces arregló la bodega de su casa y volvió a dar clases. A los pocos meses ya daba clases en Sant Feliu de Codines y en los pueblos de alrededor. Y no le cabían más personas; tenía todos los horarios llenos.
Gracias a la demanda de sus alumnos, a la generosidad de una alumna y su padre que le cedieron un local grande y precioso y al apoyo del Pablo, en el año 2000 se animó a abrir el centro de Yoga Ashram en Caldes de Montbui.
Victòria
El mismo día que abrió el centro de yoga ya había 80 personas en la puerta.
Su proyecto de Yoga Ashram ganó un premio comarcal como mejor iniciativa empresarial, recibiendo una aportación económica que la ayudó con los gastos iniciales. La gente del pueblo la llamaban Victòria, esn catalán.
El centro de yoga se fue consolidando y poco a poco fue recuperando el estilo de yoga tradicional, hasta convertirse en un referente a nivel internacional.
Swamini Daṇḍā Ananda Jaya Ma
Un día apareció por el centro de Yoga Ashram una joven que vendía dibujos de divinidades de lndia y que empezaba a dar clases de sánscrito en Barcelona, Elena.
Elena, su actual maestra de sánscrito enla Universidad de Barcelona, dijo a Danda que una mujer no puede ser Swami, debe ser Swamini, en género femenino, y que todos los Swamis o Swaminis siempre llevan el nombre de Ananda detrás, que significa «plenitud».
Después le explicó que su nombre de nacimiento, María Victoria, en sánscrito se traduce como Jaya (Victoria) y Ma (María y madre).
Así fue como la Vitoria recuperó su nombre espiritual, pero alargando un poco: Swamini Danda Ananda Jaya Ma.
No sabemos si fue la fuerza del nuevo nombre, o la capacidad de enseñar la prestigiosa herramienta del Kriya Yoga, que Swamini Danda comenzó a recibir reconocimientos honoríficos del World Yoga Council (Consejo Mundial de Yoga), de la Federación Internacional de Yoga y de la European Yoga Federation.
En la actualidad Swamini Danda dirige el máster de Yoga en su escuela, que acoge cada año a 30 estudiantes.
En las clases diarias que se hacen en Yoga Ashram participan 200 alumnos.
Los retiros que dirige al Ashram de la Albera acogen a personas venidas de todas partes, que llegan para encontrar un espacio de descanso y de aprendizaje del yoga.
Swamini Danda es autora de dos libros: «El Aprendiz de Yoga» y «de Aprendiz a Maestro», que representan un gran apoyo para la escuela y para todos aquellos que quieran acercarse al Yoga.
A su lado tiene a su hija mayor, Ajna, que la ayuda en el centro de yoga desde el año 2004 y que fue nombrada por ella y por Swami Viran, Swamini Ajna Vamadevananda en el año 2013.
Hoy, día 2 de octubre de 2016, Swamini Danda Ananda Jaya Ma cumple 60 años.
Madraza de dos hijas, abuela de 3 nietos, maestra de miles de estudiantes de yoga, es conocida por su carácter generoso.
Es firme, humilde, sencilla, fuerte, visionaria, una buena Danda, un buen apoyo para todos aquellos que confían en su sabiduría, siempre dispuesta a ayudar: una gran maestra de vida.
Hoy, el día de su 60 aniversario, está pasado el día junto a la Dra. María Teresa Guardiola, de 97 años, al quien cuida y ama, y considera su maestra.
Y no sabemos si ha sido por motivo de su trayectoria o de su cumpleaños, pero un maestro le ha dado un nuevo nombre:
Nitai Gaurāṅga Tribhāṅga Daṇḍā
Que quiere decir que le han roto la Danda, el bastón, en tres partes, porque ya no le hace falta.
El bastón también es un símbolo de austeridad y de renuncia … cuando un maestro ya ha hecho su camino, está por encima de la renuncia, ya ES.
Esto quiere decir que comienza una nueva etapa.
Ahora entenderéis porqué decimos que nuestra swamini ha vivido muchas vidas en una!
Y punto y seguido o como ella siempre dice: Om Shanti, Paz Infinita
Te queremos
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