Hoy vamos a iluminar la  expresión de nuestra cara, ya que esto es lo primero que los demás verán de nosotros.

Pero antes, ¿Cómo te ves tu?

Puedes mirarte al espejo o cerrar los ojos y verte, o mejor dicho sentirte, como si el espejo lo tuvieras dentro. Mírate bien, tu frente, tus labios, tus mejillas,…

¿Cual es tu expresión? ¿Qué está reflejando tu cara?

Esta expresión que detectas ahora, ¿Se corresponde a tu estado real, o dejaste puesta la “máscara” de lo que viviste ayer?

Te sorprenderás de ver cuantas veces tienes cara de enfadado/a, huraño/a, gris, apagado/a o preocupado/a, sin motivo aparente y sin estarlo realmente.

Los sensibles y delicados nervios que moldean los músculos de nuestra cara para darle su expresión, llevan corrientes de tensión. Y eso no se puede disimular por mucho maquillaje que nos pongamos.

Han quedado gravadas las huellas de aquella preocupación ya pasada. En el fondo, todavía está ahí, No la has lavado.

Es cierto que puedes fingir una sonrisa, pero tu alma no engaña y volverá a mostrar lo que siente.

Empieza un nuevo día.

Nos aseamos por fuera y por dentro. Nos lavamos la cara…

… sí, vamos a lavarnos la cara por dentro.

Práctica

Te sientas unos minutos y haces como si te lavaras la cara, con las manos.

Borramos de ella todas aquellas expresiones que quedaron gravadas del día anterior.

Damos un masaje relajante a los pequeños y sufridos músculos de nuestra cara apretando, con las yemas de los dedos,  los puntos más sensibles (puntos neurálgicos), en especial la frente, las cejas, los maxilares, la raíz de la naríz, de las orejas y de los dientes,….

Puedes incluso jugar a hacer muecas y caras raras, para descubrir la infinidad de expresiones posibles que puedes hacer.

No permitas que una expresión única se petrifique en tí. Ese no eres tu.

Sorpréndete a ti mismo con una nueva cara, con una nueva sonrisa, con una nueva mirada y lúcela ante los demás.

Esto puedes (y deberías) hacerlo en cuanto notes que tu expresión arrastra cosas ya pasadas y te impide ver (y que te vean), con nuevos ojos.

Vístete de gala. Tu expresión es tu mejor vestido.