Aunque ya han pasado a la historia los tiempos de las guerras cuerpo a cuerpo, seguimos utilizando corazas defensivas para proteger nuestro corazón.
Porqué no hacemos caso a nuestro corazón
Sin darnos cuenta, esta coraza se vuelve contra nosotros, nos endurecemos, nos reservamos, nos aislamos.
Nuestro estado de alerta ante posibles «ataques» está siempre activo. Esto genera estrés, desconfianza y miedo.
Y nos sentimos preocupados o enfadados porque somos “preocupables” y “enfadables”.
¿Podríamos ser «amables» es decir que se nos pueda amar?
Si no nos mostramos amables (y eso no tiene nada que ver con una postura puramente formal), nadie podrá comprender lo que somos realmente.
Aunque pueda parecer exagerado y atendiendo a la etimología de la palabra, si no eres amable significa que no se te puede amar. Eso no es sólo un juego de palabras.
Está claro que nos lastima más lo que viene de adentro que de afuera, porque ello es continuo y persistente.
Las investigaciones indican que las personas nos hablamos a nosotras mismas unas 60.000 veces al día, casi de forma automática y que la mayoría de los mensajes sobre uno mismo, son negativos.
Emitimos cantidad de juicios negativos contra nosotros que, en realidad, no nos hemos parado a pensar. Son automáticos.
Algunos de ellos no son siquiera nuestros. Los recibimos de una educación determinada, de frases emitidas por alguna otra persona que nos conoce poco o nos quiere mal, o son consecuencia del ambiente en el que nos movemos.
Pongamos un poco de conciencia en ello.
El lenguaje, tanto interno como externo, es importante
Una bella leyenda dice que el eco fue creado para que siempre recuerdes que, lo que dices, regresará a ti.
Así como los espejos reflejan las imágenes y devuelven la luz, las paredes y los muros devuelven los sonidos y los ruidos,… así tus pensamientos y tus palabras se reflejan en todo tu ser.
Tu te vas convirtiendo en lo que te dices todo el día.
Y la imagen que te creas, es una especie de profecía que se cumple por sí sola.
Ello nos produce sentimientos inconscientes contra nosotros, contra el mundo, contra la vida!
A veces nos sentimos violentos. Estamos como enfadados, sin saber exactamente porqué, ni contra quién.
Sólo tienes que verte con la cara de preocupado o enfadado que llevas puesta sin darte cuenta.
Enfadarse es como tragarse un petardo encendido, que te explota dentro
Un solo pensamiento que cambiásemos, abriría un brecha en la rutina de nuestro subconsciente parlanchin y haría que trabajase por encima de los otros 59.999 pensamientos automáticos.
Con sólo detectar la sensación de tensión, de incomodidad y angustia que nos producen estos mensajes automáticos y negativos, empezará a cambiar alguna cosa en tu carácter.
Quizá la coraza que nos tiene oprimidos daría paso a la fortaleza y confianza.
Tu cara enfadada será sonriente.
la sonrisa interior es una potente medicina
Hazte atractivo y amable, para ti y para los demás. Sonríete, quiérete, mímate,…
Práctica: el espejo. Soy amable
Como la luna llena refleja la luz del sol, así el reflejo interno me muestra lo que yo soy
En el espejo podemos transformar muchas negatividades en autoestima.
Es un bálsamo que cura las heridas,… (no se puede vivir con una herida abierta) y recuerda: no estarás solo.
A tí acudiran toda suerte de bendiciones porque eres total y completamente amable!
Cada día pasamos por delante del espejo para peinarnos, afeitarnos, maquillarnos, pero no nos atrevemos a «mirarnos».
Por lo demás, ni siquiera sabemos hacerlo. O evadimos la mirada de lo que no nos gusta.
Así, hay quien llega incluso a despreciar su propio cuerpo.
Pero se puede aprender a ver más allá de las apariencias.
No veas sólo lo que se ve con prisas y prejuicios. Pasa de la coraza, al corazón.
Mira con curiosidad y admiración, sabiendo que en ti y en los demás, hay un ser precioso que aún no conoces.
Te irás transformando en un ser muy muy amable.
Descripción de la técnica
Siéntate ante un espejo.
Cierra los ojos y respira tranquila y profundamente. Luego, abres los ojos y miras,… un rato, sin pensar, sin opinar,… sólo miras y… te miras.
Vuelves a cerrar los ojos y acoges, dentro de ti, tus sensaciones,.. descansas la mirada…
Vuelves a abrir los ojos y te miraras con ternura, comprensión, confianza,… eres tú y eres amable.
Deja la vergüenza, suéltate, … llora,… ríe,… contacta contigo mismo,… redescubre tu persona como el bebé que descubre sus pies, su voz, sus manos,… háblate sin palabras, acaríciate con tu mirada,… mira el fondo, no lo superficial, mira la luz más allá de la oscuridad,… siempre hay una grieta en la dureza,… cierra los ojos, acoge dentro de ti, descansa …
No tengas ningún miedo “Todo en ti es bueno”
Repite unas 4 veces, el tiempo que quieras…
Extracto del libro: «el Aprendiz de Yoga«
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