LOS MUDRAS – gesto sagrado ó el espíritu del gesto
Los mudras son gestos simbólicos que ayudan a la unión cuerpo-mente. Nos abren caminos de expresión íntima
El cuerpo humano es como una antena que, según se orienta hacia determinados tipos de frecuencias, conecta con determinados energías y estados internos.
Los mudras nos abren caminos hacia determinadas vivencias internas y nos permiten expresarlas.
Cada mudra expresa alguna sensación.
- shanti mudra (paz del corazón – unión)
- pushpata mudra (receptividad)
- mudra de júpiter (dirección)
- gñana mudra (sabiduría)
- mudra namó (reverencia)
- yoni mudra (abstracción)
- dhyan mudra o buddha mudra (meditación)
A lo largo del libro «de Aprendiz a Maestro de Hatha y Raja Yoga», nombramos y aplicamos algunos de los principales mudras junto con las ásanas:
Hay mudras que se hacen con diferentes partes del cuerpo, es decir que todo el cuerpo puede canalizar y conectar con una expresión interna, pero especialmente, las manos, como prolongación del chakra del corazón.
Para practicar mudras con las manos no es necesaria una gran habilidad, sino delicadeza y práctica.
Los dedos se van uniendo entre sí de maneras muy diversas y con presiones muy distintas donde, a veces, sólo es necesario un leve roce y otras se necesita una gran presión.
Las diferentes posiciones de las manos envían mensajes hacia nuestro ser físico, psicológico y espiritual y contribuyen a armonizar las emociones, potencian la vitalidad, ayudan a tratar enfermedades y pueden, incluso, reducir dolores.
Debido a la diferente cualidad de cada uno de ellos, es recomendable escoger uno y practicarlo entre 3 y 30 minutos y experimentarlo durante una semana, cada día. De esta manera entiendes el porqué y empiezas a utilizar la fuerza de los mudras, para que puedas beneficiarte en tu trabajo interior. Te servirán de conductores para otorgar bendiciones, armonizar, proteger…
“Así como dos mudos pueden entenderse por los movimientos de sus dedos y manos, así también cuando una persona quiere ponerse en contacto con su dimensión más profunda y trascendente, pone en acción un lenguaje mudo expresado con los dedos que, ayudado por la fuerza que da la concentración, conecta inmediatamente entre los dos planos”
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