Pratyahara es el 5º escalón de los asthanga yoga de Patañjali. Es una sencilla enseñanza pero muy útil que resulta y llega, de manera natural, de la anterior etapa: el pranayama.
Pratyahara es el descanso o introversión de los sentidos responsables de todos los estímulos que recibimos y nos distraen, nos irritan o nos saturan, para poder afinarlos, orientarlos hacia el interior y ponerlos bajo el mando de la conciencia.
Del estímulo a la percepción
Nuestros sentidos son unos magníficos ventanales abiertos a la vida, a la luz… que nos proporcionan una cantidad infinita de material para conocer el mundo, para experimentar el placer y para recrearnos con las maravillas de la creación.
El raja yoga, conocedor de la naturaleza curiosa, inquieta y egocéntrica de la mente, se aprovecha de esto para aumentar el conocimiento. No la desecha ni la reprime.
Conocer la naturaleza, con toda su fuerza y energía y orientarla, no es reprimirla sino que es respetarla y ayudarla y eso se traduce en respetarnos y ayudarnos.
Es comprender que las mismas cualidades que pueden esclavizarte, podrán liberarte.
“Cuando la naturaleza no te manipule, tu serás creador de naturaleza y la naturaleza te obedecerá”
(Swami Gushananda)
Los sonidos, los colores, los sabores, la temperatura… son diferentes formas de energía que inciden sobre nuestros sentidos y, éstos, son los receptores.
Luego entrará el factor subjetivo: tu personalidad, tus gustos, tus intereses personales y diversos matices emocionales que, sumados a las motivaciones del momento, filtrarán lo que más te interesa y deformarán tu percepción.
“nadie puede interpretar más allá de su nivel de consciencia”
(Carlos Jung)
Es decir que tú percibes la realidad según eres sensible a ella y según estás interesado en ella. Tú no ves la verdadera realidad, ves aquello que quieres o puedes ver.
De la sensibilidad a la experiencia consciente
En el acto de “aprehender”, además de los intereses personales, intervienen las memorias que esos mismos estímulos sensoriales activan, memorias de experiencias pasadas (sámskaras) a los que se suman los filtros del aprendizaje adquirido y de los mandatos de cada cultura.
Por el pratyahara obtendremos datos fieles y objetivos, sin filtros ni manipulaciones.
En ese momento tus sentidos estarán actuando como una linterna que ilumina la inmensidad y enfoca claramente, descartando las interferencias de la mente.
Se enriquece la visión del conocimiento real, más allá de prejuicios, más allá de la primera impresión y más allá de las apariencias.
La mente entonces percibe, escucha, ve, siente… y aprende.
El pratyahara propone pues, un suspenso momentáneo de la avidez de los sentidos y su consecuente dinámica de impresiones, sensaciones, emociones y elecciones.
En realidad te propone un descanso, para que las ventanas de tus sentidos se orienten hacia una percepción simple y real, para poder ver, con libertad.
Como la tortuga que repliega sus miembros, el pratyahara procura la retracción de los sentidos para que la conciencia pueda orientarse hacia un conocimiento más profundo y ampliar el campo perceptivo.
La conciencia, entonces, al descansar de los infinitos estímulos que constantemente quieren distraerla, puede mantenerse en su propósito hacia un fin superior.
Aparte de las cuatro técnicas de pratyahara que te explicamos a continuación, también se accede al pratyahara por medio de la renuncia o la firme decisión de no prestar atención a lo que nos distrae, aunque para ello se necesita un gran entrenamiento.
Es como cerrar los porticones cuando quieres descansar para que la luz no te moleste y entrar en un ambiente de más serenidad y silencio.
Como una llama al abrigo del viento, te sientes protegido y respetado de las interferencia que llegan del exterior.
El pratyahara despeja y simplifica el camino hacia la concentración dharana.
Sólo a través del pratyahara y del dharana se puede alcanzar el verdadero conocimiento.
Esta etapa es clave para alcanzar el éxito en la escalera hacia la plenitud del ser.
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