Dhyana o meditación es un estado de conciencia profundo en el que se ha superado la distracción y se empieza a percibir la integración y la plenitud, un estado que relaja la mente y el cuerpo hasta reducirlos a su naturaleza vibracional y espiritual.

Se define como un proceso de desarrollo de la percepción a través del cual nos unimos a nuestro Ser Superior.

Los tibetanos proponen una definición que es muy sencilla:

“Meditar es vivir dentro de un espacio feliz”

Hay una tendencia casi obsesiva con estar siempre ocupados en actividades y aspiraciones externas y cualquier tendencia a la interiorización se percibe como anormal.

Estamos como hipnotizados por todo lo material y hemos menospreciado el aspecto más importante de la vida: la realidad que la sostiene y sostiene todo cuanto existe. El desgaste es exhaustivo.

A través de «dhyana» unimos las energías mentales y cordiales para el conocimiento del mundo. Se abren los ojos a una nueva y fiel visión, normalmente dispersa y ciega.

El sabio Einstein, siendo estrictamente científico decía:

“Una mente dispersa está enferma, una mente tranquila está sana, una mente serena es divina”

Tranquilizar la mente no es atontarla, al contrario. La experiencia nos demuestra que una mente tranquila nos permite actuar con mucha más lucidez.

A los Maestros nos gusta comparar la mente con la superficie de un lago agitado por las olas que produce el viento.

Las olas son los pensamientos que la agitan incansables, van y vienen sin cesar y se encadenan unos a otros sin fin.

De la misma forma que cuando el viento cesa de soplar y se calma la superficie del lago, con lo que puede verse el fondo, cuando se calman los pensamientos podemos percibir la esencia de nuestro Ser.

“Cuando la mente se calma consigue claridad,
si no se perturba el agua, muestra su transparencia”

Desde la filosofía yóguica, en el fondo del lago o sea por debajo de la mente inestable, se encuentra la esencia del ser humano, esencia de plenitud imposible de percibir desde la agitación y el desorden. Se trata de una forma de vida nueva y libre.

Como una alquimia que transforma los metales pesados en oro, dhyana transforma el estado grosero y poco refinado del individuo en su estado puro y luminoso.

La meditación te abrirá el camino hacia tu interior, donde está la fuente de la Energía Inteligente, de la serenidad, la sabiduría intuitiva, la felicidad interna y la paz.